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Estaba sentado en la banca del parque, eran como las 2 de la tarde, tenía un pedazo de pan que compartía con las palomas del lugar. Aventaba una migaja al piso y llegaban un bonche de aves a pelearse por el. Pasaba mucha gente en bicicleta, corriendo, paseando a sus mascotas, cada quien en su propia historia. En una banca de enfrente estaba un señor con varios relojes en la mano izquierda no parecía que los vendiera, todos eran relojes festina.  Se veía muy raro. en fin no hice mucho caso, yo seguía dándole de comer a las palomas un noble pedazo de pan.

Un momento después llegaron dos señoras de edad avanzada. y se sentaron en la banca de al lado, las dos tenían el pelo blanco grisáceo y lentes con aumento.Ambas se apoyaban de un bastón de aluminio. Hablaban y hablaban, no entendía de que. Una de ellas sacó una bolsa con semillas de girasol y empezó a hacerme competencia dándole de comer a las palomas. Yo tenía un triste pedazo de pan, ella como dos kilos de semillas. No podía competir con ella. De pronto la otra señora le pregunta y como le ha ido a tu hijo con su tienda de relojes para hombre  Le contestó que iba regular, de pronto le iba bien, de pronto le iba mal. Lo demás casi no le entendía, las señoras hablaban muy rápido, no sé como entre ellas se entendían.

Yo me distraía de otra forma, tirando el pan al piso y viendo a la gente que estaba ahí pasando o disfrutando su estancia en el parque. Llegó un señor que vendía hotdogs, estacionó su carro y se instaló. El señor mientras arreglaba los condimentos gritaba a la gente a que visitaran sus carrito de hot dogs. Lo más chistoso es que gritaba: ¡No vendo relojes para hombre, no vendo plata, lo único que vendo es comida barata!. Mucha gente se acercó a comprarle un buen hot dog, se veían ricos, por lo que decidí esperar el hambre, hasta que ya no aguantará iría por un par de dogos.

Pasó un buen rato y las señoras seguían hablando de todo y nada a la vez, no sabía que decían.solo se escuchaban palabras y yo ya iba hilando la conversación, deduciendo de lo que hablaban, ahí me di cuenta que podía trabajar de intérprete. Escuché algo de relojes festina, de una promoción que tendría su hijo en su tienda, eso me interesaba pues podía ir a comprarme unos buenos modelos para tener para distintas ocasiones.

Pasó la tarde me levanté por un hot dog, el señor me atendió muy amablemente, me serví y me regresé a mi banca, que ya la cubría la sombra de un árbol que estaba detrás. Estaba de lo más cómodo no sentía presión por hacer o moverme. Lo bueno que tenía trabajo hasta la noche y no era mucho, solo era bajar una información, editarla y enviarla de vuelta, me tardaría unas dos horas yo creo. Mi rutina de trabajos de noche era un café, descafeinado, con dos sobres de azúcar morena y mi laptop en una mesa junto a la ventana. Pero bueno mientras me quedaba disfrutar del parque.





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